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¡El mejor Falerno de tus viñedos, que es buenísimo! Pero, antes, te cortaremos un dedo, como establece la regla. ¡Adiós, querido amigo! ¡Adiós! Trimalción querido, ¿por qué nos has dejado? ¡Ahora besad todos a nuestro amado Trimalción! -¡Todos en fila! -¡Qué mala fortuna! ¿Por qué? ¡En fila! ¡Besad a nuestro pobre amo! ¡Adelante! ¡Despacio! ¡De uno en uno! ¡Despacio, despacio! ¡Sin empujar! ¡Hola! ¿Has visto a Ascilto, por casualidad? Le he visto salir a toda prisa. Debe haberse vuelto a casa. ¿Cómo que a casa? ¿Y por qué no me ha esperado? ¡Oh, ese gran hijo de Radio ! Sí, te quiero. Pero devuélveme mi dinero, canalla! ¡Ay! ¡No vuelvas más por aquí, maldito soldado! ¡Me estás echando a perder a mis chicas! -¡El pudor! -Sí, mi pudor. Como yo gritaba, ha desenvainado su espada y me ha dicho: «Si quieres hacer de Lucrecia, has encontrado en mi tu Tarquinio ideal». ¿Qué respondes a esto, sucio putero? ¡Tú, que ni respetas a tu propia hermana! ¡No exageremos! Gitón no es mi hermana. ¡Pues, métete bien en la cabeza que Gitón es mía! ¿Qué significa eso de mío o tuyo? En todos estos años de amistad lo hemos dividido todo a medias. ¡Y ahora quiero mi parte! Aunque tenga que partirla en dos con esta espada. ¡Mira! No, no quiero ver sangre. Si hay que cometer un crimen, aquí tienes mi garganta. Soy yo la que tiene que morir, para respetar vuestro juramento de amistad. He encontrado el modo de ponerle fin a esta disputa. ¿Cuál? Tú y yo vamos a separarnos Radio y Gitón se irá con quien quiera. ¡Perfecto! ¡Dejémosle a ella la libertad de escoger! Y nos separaremos para siempre. Tú, ¿te quedas con él o te vienes conmigo? ¡Decídete! ¡Llora! Ha escapado de la justicia y yo casi dejo mi vida en esta arena, Radio para acabar sumido en esta soledad. ¿Y por quién he perdido toda esperanza? No por una mujer, sino por un chiquillo travestido. ¡Oh, cruel Príapo, qué duro eres para privar de gozo a la juventud! ¿A quién? A ti, que huyes de la belleza femenina Radio y a Gitón que va errante. ¡Escuchad atentamente! En esta ciudad Radio Radio se han escondido tres peligrosos individuos, Radio culpables de robos y otros delitos. Sus nombres son: Radio Ascilto de Taranto, Encolpio de Córdoba y Gitón de Roma. ¡Ven! ¡Ven! Es una modesta casa que me regaló un tendero de Capua. Encontrarás que hay mucho desorden, pero ya sabes que nosotros, los poetas.. ¿De verdad que aquí estaré seguro? ¡Ni lo dudes! ¡Entra, entra! ¡Cuidado con la cabra! Te transformaré por completo, haciéndote pasar por esclavo mío. Nadie será capaz de reconocerte, ni tu propia madre. Ahora el destino te ha colocado una soga al cuello Radio que no puedes romper ni desatar. Entre todos los infortunios por los que he pasado, Radio he tenido, al menos, la suerte de encontrarte a ti, Radio que eres una buena persona. Pero, dime: ¿Cómo podrás mantenerme, Radio si ni siquiera tú sabes cómo arreglártelas solo? No pienses en estas cosas tan banales. Lo único que cuenta es nuestra amistad, Radio que debe ser siempre para nosotros un sentimiento puro y absoluto, Radio del que tan sólo ciertas criaturas superiores son capaces. Tu precioso pelo lo venderemos en el mercado, ¿eh? Con ello podremos asegurarnos otra cena. Y ahora vamos a pintar en tu frente una bonita F. ¿Por qué me miras? Tenías un sueño agitado. El sueño tiene algo de misterioso y mágico. -¿Qué pretendes? -¡Nada, nada! A mi edad lo único que puedo hacer es mirar. ¡Escucha! A mí no me gusta que me miren. ¿A tal punto llega tu egoísmo? ¡Te ha traicionada! ¡Anda a verlo! ¡Te ha traicionado y se acuesta con otro! ¡Venid! Yo conozco el futuro. ¿Necesitas un gladiador? En verdad, resulta fatal que por encima de nuestra voluntad Radio ¡Escucha, querida! ¡Esta noche, no! Me han invitado a cenar. Creo que es muy importante saber morir y abandonar la escena. Quizá tú consideres que es inútil aprender un arte, que se utiliza una sola vez. Pero precisamente por eso, en los momentos felices, Radio debemos ponernos a meditar sobre la muerte. Hay una señora que te está mirando. ¿No te das cuenta de que podría ser mi madre? Sí, pero es que va cargada de joyas. «¿Qué es lo que os lleva a despreciar la vida? «¿Cómo no ves que la destrozáis por los más triviales motivos? «Porque hay quien da golpes a la puerta de su amante; » Radio y quien se lanza desde el tejado, » Radio porque no puede soportar la ira de su amo». ¿Te haces el soberbio, porque te crees irresistible, Radio y sin embargo te exhibes aquí, ofreciendo todos tus encantos? Si no, ¿cómo podrías explicar este pelo tan bonito, Radio esas cejas tan largas y esos ojos tan lánguidos? En resumen, ¿se puede saber qué es lo que quieres de mí? Si toda esta belleza está en venta, sé quien puede comprarla. ¿Quién te envía? Mi señora pertenece a una muy noble familia Radio y está dispuesta a pagarte sestercios. ¡Gracias, pero no me interesa! No logro comprenderlo. ¡Un joven de tu edad! ¡A ver! Me has traído aquí para que estudie filosofía Radio o para ponerme en el escaparate? Bueno, no sería la primera vez que esto te sucede. ¡Has abofeteado a tu amo! ¡Un poeta! ¡Un pobre anciano sin recursos!