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De Rafael Torres. Está solo en la estación de Tallinn. Dice que Rusia va a por Estonia. No he oído nada al respecto. Pero los nacionalistas y los rusos étnicos siempre se han llevado a muerte, ¿no? Dice que ya hay una avanzadilla rusa infiltrada. Queremos cederos el caso. ¿Henrik Viiding está en el ajo? Ya está subido a una tarima incitando a los nacionalistas. Y en la celebración del centenario tendrá una plataforma importante. Ex primer ministro, héroe del pueblo. Nadie le reprocha que ame a su país, pero está obsesionado. La estación Berlín lo rescató hace años. No me digas que sigue bajo nuestra custodia. Me temo que sí. Puede que te toque disuadirlo. A la OTAN le preocupa que uno de los suyos esté en el punto de mira ruso. Así empezó lo de Ucrania. A la próxima provocación, Estonia lo pagará caro. Vale, Karen. Nos ocuparemos nosotros. Cuando vengas por aquí, no olvides que me debes una copa. Feliz Cuatro de Julio, Val. Igualmente. FRONTERA ENTRE RUSIA Y ESTONIA Hoy entraréis en la Orden de San Jorge. Presentaos en el Kremlin con la cabeza alta y os abrirán las puertas de par en par. El teniente coronel Anatoly Lebed, mi comandante en las Spetsnaz, se unió a la Orden en Chechenia. Todos resultamos heridos, todos y cada uno. El coronel se enfrentó solo al enemigo hasta que llegaron los refuerzos. Estamos en tierra ocupada. Puede que Estonia tolere a los rusos étnicos, pero no os dejéis engañar, no os acepta. Os repudia, preferiría veros muertos, e irá a por vosotros si no atacamos primero. En los próximos días, se os exigirá un sacrificio. Por un fin glorioso. La reunificación de la Madre Rusia. Buen trabajo. Buen trabajo. Todo está preparado. Nos vemos en la capital. Nos vemos. Rodion. Alguien ha desertado. Gunnar. Deja que me marche. Mis hombres no pueden hacer lo que quieran. Eres estonio, hablas el idioma. y tu corazón es ruso. Es tuyo. Te has ganado un lugar en la Orden de San Jorge. No puedo matar. No soy capaz. Me gusta la casa. Es muy ostentosa. Ya habías estado, ¿no? No, nunca. ¿No? Pues bienvenida. ¡Adelante todo el mundo! Hola. Hola. Feliz Cuatro de Julio. Feliz Cuatro de Julio. He preparado algo para ti. Ya. El japonés lo llevas regular. Pues era un haiku, y tras cuatro años en la estación de Tokio acabaré soñando en japonés. Vale. Pues iré a verte, porque me flipan los KitKats de wasabi. Más te vale. Salud. ¿Qué intentan demostrar esos dos? ¿A quién pretenden engañar? ¿Tenemos que hacer como que no sabemos nada? Me parece que sí. Hola. ¿Qué? Nos hemos visto en el ascensor. Dame una cerveza. Feliz Cuatro de Julio. Qué buena. Nos ha llegado una misión de Estonia. Los rusos étnicos y los estonios libres están como el perro y el gato otra vez. Y la situación actual es muy inestable. ¿Por qué acude a nosotros la estación de Tallinn? Porque les falta personal, están a dos velas. Solo hay un tío. Se llama Torres. ¡Feliz Cuatro de Julio, cabrones! Cumpleaños feliz Te deseamos, Estados Unidos. Venga, bien alto. ¡Bien alto, todos juntos! Cumpleaños feliz Déjalo, amigo. Henrik Viiding está metiendo presión otra vez para derribar los monumentos soviéticos. No me extraña. Si tuviera que ver estatuas de Robert E. Lee a diario, yo también daría guerra. No sacamos a ese infeliz de una celda de la Stasi aquella noche para que acabe a tiros con Rusia años después. Daniel, Robert, os quiero en Tallinn mañana. Quiero que quedéis con Torres. Y que le dejéis clarito a Henrik Viiding que deje en paz los monumentos rusos a los caídos. Que no les provoque. Las grandes guerras. pueden empezar en sitios pequeños. Cumpleaños feliz, cabrones. Es agente de un servicio de inteligencia extranjero, Daniel. Ya sabes lo que hay que hacer. Valerie. No. No te molestes. Lo sé desde hace tiempo. En realidad, me alegro mucho por ti. Pediré la autorización en cuanto vuelva. Perdón. Estonia es tu última misión en Berlín. Pues la verdad es que sí. Valerie. Le haremos entrar en razón. Cuento con ello. Hola. Esther. Gracias por venir. Gracias a ti. Te sienta muy bien. ¿Este trapo? Es del año de la tos. No. Estar al mando. Haces que parezca fácil. A ti tampoco te hunde la presión.